Esta tarde hemos vuelto las cinco tribus de mayores de la marcha a la laguna de
Gredos Barco. ¡Ha sido estupendo! Estamos muy contentos. Ayer salimos temprano un grupo de unos 60 y caminamos, comimos por el camino y llegamos por la tarde para darnos un baño en esta espectacular laguna. Tuvimos tiempo para estar tranquilamente y después hacer una dinámica de experiencias antes de acostarnos bajo las estrellas. Hemos vuelto muy contentos, aunque no ha sido un paseo.
En este campamento, los mayores han dormido dos veces fuera, ha habido dos marchas largas. Es curioso ver que ha sido esta la que más les ha gustado, en general, aunque la otra fue más dura y llegamos más alto. Pero en la otra no cumplimos uno de los "objetivos", el de unirnos con el otro grupo, porque no pudimos hacer el tramo de la
portilla de Talamanca, por el viento vimos que no era viable y nos dimos la vuelta. Se notaba un poco de frustración en la cara de los chavales, por tener que volver por el mismo sitio supongo.
La vida es como la montaña, se camina hacia un fin, no con las piernas sino con la Fe. Subir a una laguna puede tener sentido sólo si se consigue llegar a ella y poder admirarla y bañarse; vivir la vida puede tener solo sentido si se vive de camino al cielo, a la salvación. Lo demás frustra. Es normal que los chavales se molesten un poco si no creen que la marcha ha acabado bien, si se ha llegado al final (aunque ese no es el sentido por el que subimos a la montaña nosotros, que no somos profesionales).
Que no se frustre nuestro camino de la Fe, porque en el fondo, llegar al final nos importa.