Como todos los años, esta noche antes de acostarnos, tendremos una pequeña obra de teatro. Este es un pequeño extracto:
¡Bienvenidos a Babilonia! Sí, habéis sido deportados, traídos aquí para experimentar en vuestra propia carne lo que es vivir exiliados, lejos de papá y mamá, durmiendo mal, en el suelo con ratones y mosquitos. Sí, en este campamento vais a experimentar lo que es vivir esclavos, obedeciendo a vuestros amos que con sus látigos os invitarán a limpiar los servicios todos los días, a fregar, a lavaros los dientes, a servir las mesas, a caminar día y noche, a... ¡bueno, bueno! No quiero asustaros. También el pueblo de Israel sufrió y vivió esta misma experiencia aquí, en Babilonia, durante setenta años. Aquí no hay televisión, ni teléfono, ni nada... ¡estáis exiliados como yo! Pero no os preocupéis, que no estáis solos. Dios nunca nos deja solos, tampoco a su pueblo lo abandonó, sino que le envió amigos suyos para que le hablaran en su Nombre. Como sabían que hoy llegaría un cargamento de esclavos me han pedido que os dé la bienvenida en su nombre; que a ellos ya los iréis conociendo. Durante vuestra estancia aquí, os visitará cada día, un Profeta y, con él, grandes sorpresas para haceros la estancia en Babilonia más ligera y atractiva.
Profeta Baruc, el cronista del Exilio de BabiloniaTú, si quieres, también puedes vivir con nosotros esta experiencia y recibir una Palabra profética cada día, siguiendo este blog.
Rezad por nosotros.